6 cosas que quieres saber sobre la cultura israelí

Israel, la Tierra Santa, hogar de un crisol de culturas. En todos los extremos del país hay pueblos diversos e interesantes. Judíos, musulmanes y cristianos viven, hasta cierto punto, unos junto a otros. Aunque algunos clichés sí se aplican a todos los israelíes. Y otros no. Israel, como sabemos, tiene sus estereotipos. Algunos están deformados, mientras que otros reflejan de alguna manera la realidad. En este blog repasaremos seis cosas que conforman la personalidad del pueblo de Israel.

Los israelíes son como la fruta sabra

Más formalmente conocida como opuntia, también llamada «pera espinosa» o «cáctus de pera», la fruta sabra es espinosa por fuera pero deliciosa y dulce por dentro. Esto refleja cómo los israelíes nos vemos a nosotros mismos y cómo nos ven nuestros amigos cercanos. Duros y fuertes en el exterior, pero por dentro personas amables y genuinas. (Por cierto, sabra es también como se llama a los judíos nacidos en Israel, sin importar de dónde hayan venido sus padres).

Tal vez es porque crecer en un país que históricamente ha estado en guerra —o en una paz incómoda— con sus vecinos tiende a hacernos más duros. Después de todo, la fundación de Israel que no fue hace mucho, en 1948, y surgió de la sangre y el fuego.

Numerosos ejércitos atacaron el nuevo Estado con la intención de destruirlo. Desde entonces ha habido múltiples guerras. Sufrir esa amenaza existencial ha hecho que el pueblo de Israel se endurezca, a pesar de que ha habido paz últimamente. Al mismo tiempo, y gracias a esto, los israelíes hemos aprendido que la vida es preciosa, el tiempo es corto, y cualquier cosa puede suceder en cualquier momento, así que hay que disfrutar al máximo.

Los israelíes vivimos la vida al máximo

Debido a que sabemos que la vida es tan valiosa, los israelíes no perdemos tiempo y le sacamos el máximo provecho. Esto significa disfrutar de los muchos cafés, restaurantes y discotecas que hay en las distintas ciudades. Ciudades, por cierto, con personalidades propias y únicas.

Una amiga israelí, una sabra, me contó una vez que hubo un tiroteo en una zona muy concurrida, conocida por sus restaurantes. Lamentablemente, seis personas perdieron la vida. Media hora más tarde, después de que las ambulancias y los vehículos de la policía se fueron, la gente volvió a disfrutar de sus comidas. Aunque lo parezca, no es insensibilidad. Es la cultura de la indomabilidad. De una voluntad de hierro para seguir adelante con la vida y disfrutarla durante el tiempo disponible.

Seguir adelante con la vida es lo que hace que los israelíes seamos lo que somos. Pase lo que pase. Y tampoco es tan difícil. Incluso con sus muchas ciudades, Israel sigue siendo un país mediterráneo, con algunas localidades muy marcadas por el estilo de vida de las típicas ciudades mediterráneas.

Los israelíes somos cosmopolitas y de mente abierta

Como ocurre en muchos países, hay una gran variedad de puntos de vista y subculturas. En Tel Aviv, por ejemplo, los habitantes tienen una mentalidad muy abierta. Por un lado, tienen una de las comunidades homosexuales más grandes del mundo. Es tan importante que una vez al año se celebra la semana del orgullo y hay muchos bares dedicados a la comunidad LGBTIQ. La vida nocturna es intensa, las fiestas no comienzan hasta las 2 de la madrugada. Tel Aviv es la ciudad ideal para los noctámbulos.

En playas vírgenes de arena blanca y vistas panorámicas del Mediterráneo, la gente aquí quiere vivir la vida al máximo y también tiene un gran sentido de la tolerancia. El lado interno y dulce del sabra también sale de su espinosa cáscara en muchos clubes nocturnos. Los israelíes no tememos unirnos a tu mesa y entrar en la conversación como si estuviéramos allí desde el principio.

También somos cosmopolitas en cuanto a tendencias y modas. Las adoptamos rápido en nuestra propia cultura, lo podemos ver en los adolescentes y adultos. También somos aventureros, como sucede en una cultura cosmopolita, a muchos nos gusta viajar y recorrer el mundo.

Y, también, vemos otras partes de Israel que muestran todo lo contrario: comunidades muy cerradas.

La cultura de la devoción en Jerusalén

A diferencia de ciudades como Tel Aviv, Jerusalén es un lugar mucho más solemne. No nos malinterpretes, hay muchas cosas divertidas para hacer. Tiene su cuota de clubes nocturnos y, como ciudad internacional, puedes conocer allí a personas interesantes de todos los ámbitos y todas las partes del mundo. Jerusalén es especialmente popular entre los peregrinos cristianos, ya que la figura clave de su religión, Jesucristo, experimentó sus últimos momentos de vida allí, en el Gólgota.

También es de gran importancia para los musulmanes, siendo Jerusalén Oriental esencialmente «el barrio musulmán», como lo ha sido por más de mil años. En la Ciudad Vieja encontrarás la cultura tradicional de Oriente Medio, como los mercados árabes (conocidos como shouks), donde puedes regatear los precios para negociar mejor. Los árabes aquí son muy amables y están deseosos de vender.

También encontrarás la Mezquita de Al-Aqsa, o Cúpula de la Roca, que es el tercer lugar más sagrado del Islam, solía ser un lugar de disputa y tensión. Y muy cerca está el Kotel, conocido en español como el Muro de los Lamentos, donde todos los días puedes encontrar judíos religiosos rezando, ya que es el último vestigio terrenal del antes poderoso Templo Judío, destruido por los romanos alrededor del año 70 d.C. Para el pueblo judío, el Muro representa el lugar más sagrado de la Tierra.

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Campo obligatorio
Campo obligatorio

Está Mei Shearim, el barrio más religioso de todo Israel. Los judíos aquí son ultrareligiosos incluso para los estándares de los frum (los judíos más practicantes). Es muy tranquilo los sábados, excepto tal vez por los niños más pequeños que lanzan piedras al estilo bíblico a los carros que pasan. Conducir está prohibido en Shabat, y se ofenden particularmente si lo hacen en su vecindario, o cerca.

De hecho, la mayor parte de Jerusalén está tranquila los sábados. Y más pacífica que nunca en Yom Kipur, el Día de la Expiación, el día más sagrado del judaísmo. Solo estando en la ciudad en esos días puedes ver que Jerusalén es la ciudad más profundamente sagrada de Israel.

Pero llega la noche del sábado, cuando el Shabat ha terminado oficialmente, pues ya se ven las primeras tres estrellas en el cielo, y las calles de Jerusalén se llenan de vida y actividad. Los restaurantes se llenan de familias que disfrutan juntas de la comida. Grupos de amigos caminan por las calles, especialmente las principales como Ben Gurión. Las parejas pasean y van al cine. Hay una energía electrizante, muy en consonancia con el espíritu israelí de aprovechar la vida al máximo.

La familia es la parte más importante de la vida israelí ¡Y la comida!

Hay una broma que dice que lo único que todas las festividades judías tienen en común es la comida (Yom Kippur, un día de ayuno, no es realmente un día festivo). La comida se disfruta más en familia. Y cada ocasión es un motivo de celebración. Los israelíes tendemos a ser muy unidos con la familia. A menudo nos reunimos.

La población de Israel está compuesta por judíos provenientes de diferentes partes del mundo. Marruecos, Irak, Lituania, Alemania, Rusia, Etiopía y América, entre otros lugares. Y, por supuesto, cada uno trae consigo su propia idiosincrasia y cultura. Pero algo que todos tenemos en común es el espíritu comunitario. Y la comunidad comienza en casa.

Esto se debe a que, para sobrevivir en la diáspora sin ser borrados y dejar de existir en términos de identidad judía, era esencial permanecer dentro de la comunidad en tierras extranjeras. Esta es la razón por la que el pueblo judío es considerado como uno de los más antiguos de la historia. Ha sobrevivido cultural y étnicamente a algunas de las civilizaciones más grandes de todos los tiempos. Los asirios, los babilonios, los antiguos griegos, los antiguos romanos, entre otros.

Y todo empieza en la familia. Esto permanece hasta hoy. Dondequiera que estés en Israel, verás los comportamientos básicos de una familia cercana: reír juntos y compartir actividades. En cuanto a la comida, ¿qué mejor manera de unir a una familia que por medio de deliciosas comidas tradicionales hechas con todo el amor?

Los israelíes somos directos como un flecha

La expresión «no hay tiempo que perder» no podría ser más cierta en Israel. El tiempo es oro, como hemos mencionado. Los israelíes nos mantenemos ocupados. Esto se puede ver también en los malos hábitos de conducción, que implican exceso de velocidad y correr riesgos en la carretera. Tenemos lugares donde debemos estar y varias cosas que hacer. Y la ética de trabajo israelí es elogiada justamente por ser inquebrantable.

Pero, en términos de interacciones personales, los israelíes no tenemos tiempo para esas sutilezas de etiqueta que sí son comunes en otros países del mundo. Esto se ve también en el idioma. En lugar de decir «No, gracias», simplemente decimos «No». Esto puede sonar grosero al principio, especialmente para los visitantes que no están familiarizados con la cultura israelí. Sin embargo, en la entonación se puede sentir un grado de cortesía. El «No» no es grosero una vez que conoces el hebreo íntimamente. Gracias a estas sutilezas, el tono con el que se dice una palabra transmite la etiqueta.

Aun así, los modos generales (o la falta de ellos) pueden ser desagradables, especialmente cuando estás haciendo fila para el cajero automático y justo antes de que sea tu turno, de repente un israelí aparece de la nada, se pone delante de ti e inserta su tarjeta bancaria antes de que puedas reaccionar. Tienes que ser veloz en este tipo de situaciones, o quedarás como un «tonto». Lo mismo aplica cuando cedes el paso a un vehículo en el tráfico. Antes de que te des cuenta, cinco se habrán colado y el sexto está acercándose. Ahora eres parte de un duelo.

Pero, como ya mencionamos al comienzo, los israelíes somos punzantes por fuera, pero amables y dulces por dentro. Verdaderos sabra. Seremos los primeros en ayudarte en una emergencia. También somos auténticos buenos amigos y siempre te apoyaremos, aunque digamos francamente lo que pensamos. Algunos hasta endulzan su honestidad para que la tomes mejor.

Vamos, acércate a los israelíes hablando su idioma. Obtén más información sobre nuestros cursos de Hebreo aquí.

Sobre el autor

Antonio FreelanderAntonio Freelander es un estudioso de lingüística e historia de toda la vida. Su interés por el hebreo surge de una conexión muy arraigada con el idioma y sus hablantes. Escribe profesionalmente desde 2005.

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